Con Crisálida (instalación) queríamos explorar la relación entre la naturaleza y el hombre, y la eterna pregunta (occidental) de la naturaleza del hombre. Nos preguntábamos: ¿Cómo ha de ser la exposición?. Para esto, durante el proceso de creación se generaron dos cuestiones claras que vertebraron la pieza, una de ellas sería el carácter fantasmático del cuerpo y la otra, la condición limítrofe y fronteriza del cuerpo-espacio.
Sobre la primera cuestión, la pieza hace un intento de desentrañar el sentido de la experiencia del cuerpo del danzante desobrando una (su) historia de la representación, es decir, proyectando el cuerpo sobre el fondo de sus fantasmas, sus sombras, sus otros múltiples cuerpos que existen en la esfera de lo imaginario y lo simbólico. Estos espectros que asisten el cuerpo del danzante se traducen en la pieza a través de figuras y posturas que se atisban y emergen en momentos dados de la pieza, para metamorfosearse en otras. En Crisálida trabajamos elásticamente con imágenes reconocibles de la humanidad para expandir y emborronar los contornos de esas imágenes, y poder acoger formas de existencia habitables que aún están por venir.
Sobre la cuestión de la condición limítrofe, nos interesaba configurar un espacio que esbozara por sí mismo su ser y su saberse habitante de la frontera. El terrario marca ese puro límite, pura frontera entre el interior y el exterior de un espacio poetizado, y ahí, ante nosotros pero también en nosotros, el cuerpo se presenta como una extensión de ese paisaje limítrofe, pura y frágil línea soportada en sí. Nos surgió la siguiente pregunta, que se relaciona con la primera cuestión: ¿qué es lo que se revela, como fundamento expuesto, de la esencia del terrario?. Aparece así la relación del cuerpo del danzante con el goce del mirón (espectador), al cuál deja en su interpretación el dar nombre a esos espectros que desea y quiere ver.
Proyecto apoyado por las ayuda a la producción 2019 del Institut Valencià de Cultura y las residencias Paraíso & Colectivo RPM.
Estrenado el 5 de octubre de 2019, dentro del marco de Nuit blanche Bruxelles 2019.
Ficha artística
Dirección y coreografía: Antes Collado
Interpretación: Martina Rocosa, Tatín Revenga y Antes Collado
Ayudante de dramaturgia: Oriol López
Ayuda externa en ensayos: Nico Jongen y Cruz Hernández
Escenografía: Carmen Triñanes
Figuración: Pau Aulí
Coordinador técnico: Michal Budzinski
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